Tras
paladear breve pero intensamente la ciudad de Rennes, capital de
Ille-et-Vilaine, continuamos navegando por las carreteras de este departamento
situado al noroeste de Bretaña. En cuanto a lo cervecero lo bien cierto es que fueron
los dos días más relajados del viaje, cosa que ya sabíamos de antemano y por
ello nos dedicamos a otros menesteres relacionados principalmente con el buen
manducar y el mucho patear.
En
la bonita ciudad amurallada de Vitré
encontramos un par de tiendas con pocas pero interesantes referencias tanto
bretonas como francesas: Le Chai
D’Anthon’, el cual tenía un pub propio pegado a la misma, y Ets Gautier, en la que además de
algunas cervezas tenían una selección de vinos y champagnes muy cuidada. Por
aquello de levantarse pronto, nos encontramos cerrado un brewpub llamado Bressan
en el número 3 de la Rue Tremoille (si alguno se anima a emular el viaje en un
futuro ya nos contará).
Aunque
no encontramos nada cerveceramente destacable, os recomiendo muy mucho una
visita a la también ciudad amurallada de Fougères,
una verdadera pasada.
Arriba, una panorámica de Fougères. Abajo
uno de los habituales picnics que monopolizaron muchas comidas a mediodía y en
los cuales dimos rienda suelta a nuestra “quesofília”.
Sobre éstas líneas, las Sainte Colombe, una buena prueba de que unos cautivadores exteriores
pueden contener unas cervezas más que decentes. Cítrica, suave y un punto
especiada la Blonde y algo más
afrutada y dulzona pero nada cansina Dorée,
con el único pero del exceso de gas para mi gusto.
Tras
visitar algunas ciudades y villas de por medio llegamos a Saint Malo, uno de los centros turísticos de Bretaña. A las
afueras, también en una zona industrial como en el caso de Rennes, teníamos
visita obligada al Gardenbier, medio
tienda medio bar, pero exclusivamente dedicada a nuestra querida cerveza.
Si uno se dejara llevar por las primeras
impresiones… cuantas cosas se perdería…
Un
número de referencias bestial (+350), otra vez a precios muy ajustados,
mayoritariamente belgas y alemanas, infinidad de cristalería, alguna referencia
que se resiste a aparecer por aquí como la trapense de la Abbaye des Monts des Cats (elaborada por Chimay aunque tras probarla no lo diría…), un bar con 7 neveras
repletas de cervezas como mucho a 3,50€… en fin, una referencia muy a tener en
cuenta si se está por la zona.
Pero
dejando atrás las afueras de la ciudad y una vez dentro de los intramuros, la parte con más
carácter de Saint Malo, visitamos La
Java Café, un local abarrotado de decoración hasta el último centímetro de
pared, con carteles, marionetas, luces… y con unos curiosos columpios como
asiento para la zona de la barra. En cuanto a cerveza, muy pocas cosas y de
interés relativo en barril (Affligem,
Pelforth…) y mucho menos en botella (nada más y nada menos que a 8€ las de
33cl). Así que tras la foto, para fuera que nos fuimos… Como curiosidad tenían Picon Bière, un aperitivo que mezcla una
bebida de marcado sabor a naranja con cerveza de trigo.
Mucha cerveza no, pero no me negareis que
los interiores, aunque algo recargados, merecen mucho la pena.
Pero
la mejor referencia de Saint Malo, con el permiso del Gardenbier, es sin duda el Bar
L’Aviso.
Arriba un bonito cartel anunciante que en su
día colgaba de los exteriores del local, pero que unos descerebrados obligaron a su
recolocación a buen resguardo. Abajo los interiores, repletos de cuadros y
carteles curiosos hasta el último rincón.
Y
es que un bar con 11 referencias en barril de la talla de la totémica Sint Bernardus 12, la rica Tripel de la misma casa, otra joya como Hopus, Roddenbach (aunque venida a menos, de barril es una
auténtica rareza por la península), Tripel
Karmeliet… no me diréis que no merece la pena. Y en cuanto a las botellas,
más de 300 referencias mayoritariamente belgas, aunque cierto que a un precio algo más subido que en
otros bares.
¡¡La S.
Bernardus 12 y la Hopus de barril
son una auténtica locura!!
En
este bar pasamos una larga y magnífica velada, sobretodo gracias a su patrón, Jean
Françoise, quien lleva nada más y nada menos que 35 años sirviendo cerveza tras
esta barra. Una auténtica barbaridad. Nos obsequió con una etiqueta de la
cerveza que la cervecera belga Van Eecke
embotella para él (el contenido es Hommelbier,
una de sus cervezas favoritas… y de las nuestras sea dicho de paso), aunque no
pudimos beberla porque le mandan unos pallets
en septiembre y las va consumiendo hasta que se terminan y llega el siguiente
septiembre.
Arriba la curiosa etiqueta.
Como
anécdota, decir que no he visto demasiada gente beber una cerveza como S. Bernardus Tripel tanto, tan rápido y reincidentemente
sin verse lo más mínimamente perjudicado. Por lo visto es su cerveza favorita…
Y
aquí cerramos lo que por encima nos dio de sí Ille-et-Vilaine en cuanto a bares y tiendas con cerveza. A parte,
como imaginareis, bebimos muchísima más cerveza gracias a las compulsivas
compras que la reina Lúpula no consiguió impedir… ;P
Pero
antes de dar por cerrado el post, para los que no os quedéis únicamente con la
cerveza os digo que el recorrido por este bonito departamento francés también nos
dio para comer muchas ostras en el puerto de Cancale (a 4 o 5€ la docena – y no precisamente de las pequeñas - recién
sacadas del mar), ver muchas playas
y disfrutar de bonitos paisajes,
beber sidra a mansalva, disfrutar de
pueblos pequeñitos sobrados de
encanto, enamorarme de la guitarra de Albert Niland (gracias Jean-Françoise!!),
adentrarnos en Normandía para disfrutar de una escapada al Mont Saint Michel (a pesar del clavazo de 8,5€ por dejar el coche
aparcado a más de 1km de la abadía…), soportar las repentinas trombas de agua seguidas de un sol
maravilloso, rememorar un pedacito de la 2ª
Guerra Mundial en el Memorial 39-45
de S. Malo… Y así cerramos el primer bloque del viaje para adentrarnos en Côtes d’Armor, un departamento situado
en la parte centro-norte y en el que la cerveza tomó, si cabe, más protagonismo aún, pero eso mejor lo dejamos para el próximo post.
Arriba, las ricas ostras recién
recogidas del mar, en Cancale. Abajo, unos boles de sidra casera que voy a echar muuuucho
de menos…