Tras la estupenda comida en el Freiburg nos fuimos escopetados hacia Mataró, dónde
nos esperaba Joan (Birraire). Tras
los pertinentes y esperados saludos, se sacó una tentadora cajita repleta de
cascos vacíos (sí, un suertudo se asombra casi a partes iguales con el
contenido y con el envoltorio). Tras ello nos fuimos juntos hacia el Drunk Monk, dónde nos esperaba la
segunda jornada de celebración del aniversario de Zombier.
Repasamos
nuevamente los barriles disponibles, aunque primero, y profundamente seducidos
por las flamantes neveras, decidimos compartir algún botellón con Joan. Una
saison era una opción inmejorable para empezar y tras el asesoramiento del
maestro Sven, nos decidimos por una Fantôme
Santé 16, cerveza y serie (Santé)
que apoya causas solidarias.
Caí profundamente enamorado de ésta cerveza.
Aún
sin terminárnosla, llegó la hora la primera presentación, nuevamente y para
quienes no pudieron asistir el día anterior, de la European Sour Blend, como bien dice el nombre, un blend a cuatro
bandas (Alvinne, De Molen, Haandbryggeriet y Loverbeer). Tras disfrutar y
paladear casi de forma mística la Fantôme nos pusimos con la E.S.B., que
nuevamente nos gustó y mucho.
Casi
sin pestañear vino otra presentación, en este caso de Bruno Carilli y sus Toccalmatto, de las que ya habíamos
dado buena cuenta en barril el día anterior.
Arriba, Bruno con uno de sus tentadores “retoños”.
Impaciente
por la renovación de los barriles pinchados me crucé con Eric (también conocido como el estadounidense suministrador de placeres…)
en la zona de barra, quien nos invitó a salir y probar la cerveza que hace en
su casa. Copa en mano me dispuse a probarla cuando de repente nos avisaron de
que Valter Loverier iba a presentar algunas de sus cervezas, las Loverbeer, así que otra vez para
adentro que nos fuimos.
Valter, un encanto de persona.
Con
una copa de su Christmas de barril, detalle del Drunk Monk, cerveza de precioso
color rojo y muy marcada de especias y frutos rojos (de la que por cierto no
tengo foto) compartimos un rato bien agradable con Dani de CerveTV, alguien cuyo trabajo admiraba desde antes de
conocerlo y que os recomiendo seguir muy de cerca.
Pero
otra vez, una miradita fugaz y picarona me instó a salir fuera para no perderme la que
allí se iba a montar. De nuevo Eric, con otro detallito, este caso Lips of Faith, una colaboración entre Alpine y New Belgium, que según he
podido ver a posteriori por la red, no es que sea difícil de conseguir en
Europa, que eso ya lo suponía, sino también en los propios USA. Sobre la cerveza,
pues una Imperial IPA estadounidense de libro hasta la última gota, rebosante
de lúpulo (Amarillo, Columbus, Centennial y Simcoe son puro ADN yankie),
verdaderamente deliciosa.
Quien pudiera vivir en USA para poder tomar joyas como éstas…
Por
esas alturas, el descontrol que llevaba era tal que ya no sabía ni si entrar,
sentarme, salir, o directamente ponerme a tirar cañas detrás de la barra ;). Así
que viendo la hora me dirigí a Jenny,
la apuesta camarera cuya espalda descubierta provocó más de un mareo entre los y
las allí asistentes, y le pedimos unos bocadillos, acompañados por unas Struise
Black Berry Albert (un maridaje grotesco, lo sé, pero uno no tiene la
oportunidad de repetir éstas cervezas todos los días…).
Con
una mano en el bocadillo, otra en la cerveza, y de reojo viendo el partido de
fútbol que muchos hacían como que no miraban pero no podían evitar, llegaron
Joan y más tarde también los compañeros de Cervecearte.
Pero
entonces, volvió a sonar la alarma yankie (es la penúltima, prometo no
generaros más sufrimiento…) en forma de una Firestone Double DBA. Complejísima, con un marcado carácter especiado
derivado por el paso por barrica, fruta dulzona, acaramelados, importante
calidez a lo largo de todo el trago… ¡Una auténtica pasada!
¡Qué cosa más rica!
Tras
el jolgorio, nos volvimos a sentar en la mesa, dónde Antonio (el diseñador de
las etiquetas de Zombreaker del que ya os hablé en el primer post) se trajo una
Haandbryggeriet Royk Utl Ild en
botella (el día anterior la habían pinchado también de baril), la cual me dejó
literalmente boquiabierto, peculiar sobre el papel (malta ahumada de Bamberg y
lúpulos Amarillo), pero de ejecución impecable. Color negro petróleo y preciosa
espuma beige, textura increíblemente sedosa, torrefactos y fruta oscura junto
con un sabroso toque ahumado a panceta y ligeramente amaderado terriblemente
adictivo. Una cerveza sensacional.
¡Gracias Antonio! ¡Una pasada!
Un
rato después llegó el turno de abrir un par de cervezas más. La primera, la
canadiense Charlevoix Vobiscum Lupulus,
detalle de un servidor (aunque quede mal decirlo), que no terminó de convencer
(aunque hubo algunos que, igual por compromiso, sí me dijeron que les había
gustado bastante). La segunda, detalle de Sven, una Loverbeer Beerbera, y cómo bien reza su nombre… una “beerbaridad”
de cerveza, sour ale con uvas madurada en barrica. Cítrica, acidez pronunciada
que no descontrolada, muy afrutada en parte por el toque de las uvas utilizadas
en su elaboración… ¡Genial!
Sensaciones contrapuestas...
A
partir de ese momento las fotos empiezan a escasear y la memoria a difuminarse.
Muchas cervezas y mejores ratos sin prestar demasiada atención a las copas, ya
sabéis. Sólo recuerdo que a Eric aún le dio tiempo a sacarse otra joya de la
chistera, la The Bruery Fruet que
algunos ya pudimos disfrutar la noche anterior, para regocijo de quienes no la habían podido
probar pero también para los doblemente afortunados ;).
Luego,
sesión de besos, abrazos, carantoñas, intercambios de mails, bronca de las
camareras (las pobres, con muchas ganas de cerrar…), recogida de cascos vacíos (me
puse las botas…) y, por desgracia, las despedidas. Y así, felices como unos
críos, nos fuimos para el hotel cerrando un fin de semana verdaderamente épico.
Manolo y Sven. Cuántos podrían copiar un poco de la buena
camaradería que reina entre estos dos supuestos “competidores” y dejar las envidias
apartadas…
A todos, Eric “el rey de la birra estadounidense”,
Joan “Mr. Maduixes”, Bernat “llúpols oxidats”, la gente de CerveTV; Juan y Josu,
los cracks de Napar; los Laugar y sus barretinas; Kevin y Pep “els mariners”;
la increíble representación de elaboradores internacionales: John de De Molen,
Glen de Alvinne, Valter y Elena de Loverbeer, Jens y Helen de Haandbryggeriet
así cómo Bruno de Toccalmato); Antonio Bravo, su gracia y sus pedazo etiquetas;
els Caçadors de Cervesa; Mikel Rius, “Mr. Events”; Mr y Ms. Cervecita Nuestra;
Joan Roma; el bon amic Txema y su colega Pere “Guinness-man”; la buena gente de
Cervecearte; Loren Font y sus elaboraciones caseras; Álvaro “Petróleos”, Raúl
“Bevirra” y el cotizado casco de la Thomas Hardy’s Ale; Joan “Birraire” y la
magnífica velada en su compañía; Isaac “Rèptil-man”; Robert Merryman (em va
faltar compartir més temps amb tu); el auténtico crack de Manolo, humilde como
pocos, y todo el equipazo del Freiburg; Ivan y Anna de Cinc Titius, muy majos,
y toooodas sus botellas…; Sven el Terrible (gràcies Txema) y sus preciosas
ángeles de Charlie; y, cómo no, una mención especial a los buenos amigos Gabriel y Marya. ¡Geniales! A todos
vosotros y a los que mi descarriada memoria me impida recordar vuestro nombre
pero igualmente compartimos algún rato agradable, muchas, muchísimas, “muchichérrimas” gracias. Fue un estupendo fin
de semana que ojala podamos volver a repetir y compartir el año que viene.