27 ago 2013

Cervezas con poco alcohol.


Hace unos días estaba inventariando la colección de etiquetas cuando me topé con dos belgas, la Leroy Bock, con 2.25% de alcohol por volumen, y la Haacht Pater Brune, con 1.4%.



Estaréis conmigo en que no son precisamente dos obras maestras del diseño gráfico así que evidentemente hay otra razón para que os las quiera enseñar y no es otra que la que desvela el título del post, hablar de las cervezas con bajo contenido alcohólico.

Al ver las etiquetas belgas que mencionaba me vino a la mente aquella Guineu Riner que hace ya unos cuantos años me sorprendió tan gratamente, una cerveza con tan solo 2,5% de alcohol y noventa y pico IBUs que tuvo el honor de estar calificada durante un tiempo como la mejor dentro de esa categoría/estilo de Ratebeer tan peculiar que son las Low Alcohol Beer. Así que me puse a rebuscar cervezas con muy poco contenido alcohólico para ver si había más elaboraciones interesantes y me sorprendió muy mucho ver que aquella batalla por ver quien hacía la cerveza más alcohólica (por lo visto sigue esto dando de si y la cosa va por los 65%) o amarga (según parece a día de hoy el récord está en los 20.000 IBUs) también existen batallitas con las cervezas light, sin (que no 0,0%) o similares. A continuación va una pequeña muestra.


Berliner Kindl Weisse. Esta Berliner weisse de tan solo 3% tiene tantos adeptos como enemigos y lo cierto es que aun siendo todo un clásico hay otras cervezas dentro de ese estilo que me han parecido mejores.


Emelisse 2.5. Esta joven cervecera holandesa también tiene una cerveza con poco alcohol en su portafolio, concretamente 2.5%, y al igual que tantas otras del “estilo” (si es que low alcohol puede considerarse como tal…) viene cargada con muchísimo lúpulo, en este caso de las variedades Cascade, Warrior y Simcoe.


Evil Twin Bikini Beer. El nombre y la etiqueta ya lo dicen todo… Ni más ni menos que una cerveza muy bebible para cuando aprietan las tórridas temperaturas veraniegas. Solamente 2.7% de alcohol.


Fyne Ales Jarl. Dejando a un lado el peculiar nombre que a muchos seguro que os recuerda a ese “fistro pecador de la pradera”, los británicos son dados a consumir cervezas algo más rebajadas de alcohol de lo que estamos acostumbrados por aquí y esta Golden ale escocesa es una auténtica pasada, como ya nos contó el también amigo Txema.


Mikkeller Drink’in the Sun 2013. En este listado no podía faltar uno de los cerveceros más prolíficos del panorama actual y esta cerveza, una American Wheat Ale, no tiene más que un bajísimo 1,4% de alcohol.


Mont Salève Sorachi Ace Bitter. Esta francesa tuve el placer de probarla el verano pasado por la Bretaña y me dejó más que satisfecho a pesar de sus ridículos 2,5%.


Siren Half Mast. A día de hoy se trata de la mejor “Low Alcohol” según RB. Una “Quadruple IPA” con 2,8% de alcohol. Sí, eso de Quadruple IPA suena fatal y más con tan poco alcohol, pero viendo las buenas reseñas que atesora no me importaría probarla.


To Øl Sundancer. Según palabras de estos daneses que tantos seguidores atesora (entre los que me incluyo), se trata de una cerveza de sesión para el verano, con mucho lúpulo Simcoe y Citra, algo de malta de trigo, levadura lager y fermentada a temperaturas altas (20ºC). ¡Ah! Y cómo no, muy poco alcohol, concretamente 3%.



Y con este octeto doy por cerrado este post tan ligero de alcohol. Y a vosotros, ¿qué os parecen las cervezas con tan poco alcohol? ¿Habéis probado alguna de estas u otras realmente interesantes? ¿Creéis como tantas otras cervecerías actuales que el lúpulo es la única solución para las cervezas bajas de alcohol? ¿Es otra moda actual más?


* Todas las imágenes han sido sacadas de diferentes páginas y por lo tanto tienen sus respectivos derechos de autor.

19 ago 2013

Surly Darkness o la tentadora oscuridad.


En el post de hoy quería compartir con vosotros una cerveza estadounidense que cada año aumenta su ya nutrido grupo de seguidores no solo por su contenido sino también por sus cuidados exteriores. Hablo de la Surly Darkness, una Imperial Stout elaborada por la gente de Surly Brewing, en Minnesota, y que de un modo similar a la también oscura y diabólica Dark Lord de Three Floyds, se ha convertido en objeto de deseo de mucha gente haciendo que cada vez sea más complicada de conseguir.

Es tal el parecido con la citada Three Floyds que lleva la parte superior de la botella sellada con cera y desde 2009 tiene su día especial en pleno mes de octubre llamado Darkness Day, en el que además de poderla comprar y tomar también se pueden disfrutar de conciertos de música en directo, buena comida y otras actividades interesantes.

La Surly Darkness es una seasonal o cerveza de temporada que salió al mercado por primera vez en 2006 y desde entonces sale cada año con una etiqueta diferente hecha por artistas locales.

Algunas botellas. Foto tomada de aquí.

A continuación os dejo las diferentes etiquetas con una mejor resolución para que las disfrutéis, ya que conozco a varios que quedarán encantados con este post...

2007. Diseño de Adam Turman. Imagen sacada de aquí.   

 2008. Diseño de Nic Skrade. Imagen sacada de aquí


2009. Diseño de Dave Witt. Imagen sacada de aquí

2010. Diseño de Aesthetic Apparatus. Imagen sacada de aquí

2011. Diseño de Michael Berglund. Imagen sacada de aquí

2012. Diseño de Brent Schoonaver. Imagen sacada de aquí


2013. Diseño de Josh “Jawsh” Lemke. Imagen sacada de aquí


En lo que respecta a la disponibilidad en este lado del “charco” desgraciadamente no nos queda más que esperar, esperar, y seguir esperando hasta que la divina providencia (o más bien satánica) la ponga en nuestras manos.

13 ago 2013

La cantimplora de las infusiones.



Quizás algunos de vosotros os hayáis cruzado alguna vez con el siguiente chisme.



Se trata de un artilugio ideado por la estadounidense Dogfish Head llamado Randall, concretamente la versión que pulieron en 2012 y fue apellidada como 3.0, y por lo visto es muy interesante para infusionar cervezas con diferentes lúpulos, especias, frutas, café y tantos ingredientes como seáis capaz de imaginar. Si estáis interesados en verlo lo tienen en el Drunk Monk de Mataró (desconozco si también está en algún otro bar de por aquí).

Pero en realidad no os quería hablar de ese invento sino de otro muy relacionado que demuestra por qué Sam Calagione, la cabeza más visible de Dogfish, es conocido por algo más que por elaborar algunas cervezas de calidad y muchas más excéntricas, y no es sino porque le encanta hacer dinero (alguno se preguntará ¿y a quién no?).


Hablo del Randall Jr., una versión digamos que bastante más sencilla (y mucho menos interesante también) de su hermano mayor. No en vano en su web se puede conseguir por algo menos de 20$, mientras que el Randall 3.0 cuesta unos 300$.


Habrá quien crea que exagero y que en lugar de dar publicidad a este tipo de inventos lo mejor sería ignorarlos dejando que cada cual decidiera si quiere tirar o no su dinero. Puede. Pero creo que hay veces que se nos va un poco la olla con ciertas modas que nos llegan especialmente de Estados Unidos y cobrar 20$, digámoslo sin rodeos, por un simple cachivache de plástico transparente que no llega a servir ni como cantimplora y que únicamente tiene como añadido un colador, es un completo disparate.

En fin, que voy a calmarme abriéndome alguna Imperial Pilsner dejada macerar con cagarrutas de civeta y añejada en barricas de licor de lagarto chino cantonés. ¡Salut!


* Todas las imágenes están tomadas de http://www.dogfish.com

6 ago 2013

Grodziskie/Grätzer: bebiendo un poco de historia.



Quienes sigáis habitualmente este blog conocéis de sobra que me encanta todo lo que rodea a esos estilos que en su momento vivieron tiempos mejores pero que desgraciadamente y con el tiempo su importancia y representación fue disminuyendo hasta llegar al punto de incluso desaparecer en algunos casos. Pero si hoy me hace especial ilusión este post es porque además de contaros algunas batallitas sobre el estilo puedo hacerlo tras haber probado unas muestras.

 Etiqueta tomada de aquí

El estilo que nos ocupa es de origen polaco y se llama Grodziskie por la población que lo vio nacer, Grodzisk Wielkopolski, pero como su momento ésta ciudad formó parte de Prusia el estilo posee dos denominaciones: la polaca, Grodziskie, y la alemana, Grätzer. Hay alguna fuente que apunta que fueron los nazis quienes obligaron a cambiar el nombre polaco al alemán y no fue hasta finalizar la 2ª Guerra Mundial cuando el término Grodziskie recuperó el protagonismo.


Versiones polaca y alemana. Etiquetas sacadas de aquí.


 

Localización de Grodzisk en Polonia.
Mapa sacado de aquí

Nos encontramos ante un estilo de cerveza del que se tiene constancia ya en el s.XIV y se estuvo produciendo ininterrumpidamente hasta 1993, cuando cerró la última fábrica de Grodzisk. Las versiones más modernas poseían un color ambarino, eran de fermentación alta y en su elaboración únicamente se utilizaban maltas de trigo ahumado en madera de roble. El hecho de poseer poco alcohol (siempre por debajo de los 4%) además de ser muy carbonatadas las hacía ideales para calmar la sed, permitiendo ser bebidas en grandes cantidades sin verse excesivamente perjudicado.

Lo bueno es que a principios de 2012 la cervecera holandesa Jopen y la alemana The Monarchy (hasta hace poco llamada Monarchy of Musseland o directamente MoM) decidieron ponerse manos a la obra y rescatar este estilo. Para ello contaron con la ayuda de los conocidos escritores e investigadores sobre cerveza Ron Pattinson y Evan Rail, además de Alice van der Kuijl, de la tienda De Bierkoning en Amsterdam, e intentaron ser lo más fidedignos al recrear este peculiar estilo.

 Cartel tomado de aquí.

En sus investigaciones descubrieron que antaño los cerveceros usaban corteza de sauce en su elaboración así que decidieron lanzar dos versiones, una clásica a la que llamaron Grätzer, y otra con la citada corteza a la que llamaron Grodziskie. Ambas se fermentaron con la levadura original y usando lúpulos Lublin y a finales de 2012 vieron la luz.

En cuanto a la Grätzer posee un color marrón pálido apagado, bastante turbio pero sin depósitos, con una bonita y persistente espuma blanca cremosa. En nariz destacan las notas a carne ahumada así cómo cereal (cáscara) muy marcado. Ya en boca es muy ligera, de trago muy fácil y con las notas del citado dueto a cereal y ahumado dominando el trago. Final bastante seco y con el lúpulo tomando protagonismo. Una cerveza muy peculiar que se asemeja a algunas kellerbier por el toque a cereal y levaduroso y en el que el ahumado no evita que sea terriblemente adictiva y fácil de tomar.



La Grodziskie en cambio posee una espuma de porosidad algo mayor pero igualmente muy persistente, y también posee un aspecto algo más turbio. En nariz posee una menor intensidad que la Grätzer y el ahumado queda en un segundo plano, siendo el cereal y unas notas como especiadas y a incienso las que más sobresalen. En boca es un punto más ácida y menos amarga, descubriendo un toque como a goma quemada realmente muy peculiar y que no se me ocurre cómo explicar más que por la citada corteza. También es muy liviana y fácil de beber pero por el citado toque curioso quizás diría que eso de beberla en grandes cantidades no iría conmigo.



Sin duda dos ejemplos muy interesantes de un estilo verdaderamente peculiar que me reafirman en la creencia de que existe todo un mundo de estilos apasionantes por explotar más allá de esas elaboraciones actuales tan “lúpulo-dependientes”.

1 ago 2013

#IPAday 2013.



Tras un parón de algo más de dos semanas reemprendemos la marcha del blog con una de esas excusas que nos vienen brindadas sin esperarlas pero que no por ello podemos dejar de disfrutarlas. Hablo del #IPAday2013, un pretexto inventado en 2011 cómo no podía ser de otro modo por estadounidenses con el objetivo de que brindemos y disfrutemos al tiempo que compartimos nuestras experiencias bebiendo alguna muestra del que es a día de hoy uno de los estilos más prolíficos a nivel mundial, las India Pale Ale.

Cómo bien sabéis, el parón en el blog se debía a un viaje por Baviera del que os daremos más detalles dentro de muy poco* así que ¿por qué no celebrar esta festividad abriendo una IPA alemana? O mejor aún, ¿por qué no dos? Sí, habéis leído bien, dos IPAs provenientes de un país cerveceramente tan reticente con todo aquello que no sea el pan nuestro de cada día, es decir, las Weissbier, las Helles y las Dunkel Lager, pero que de algún modo aunque menos efusivamente también se está embarcando en la corriente actual capitaneada por el verde y resinoso Don Humulus lupulus.


La primera es la Riedenburger Dolden Sud IPA, cuyo aroma sorprendentemente fresco a lúpulo cítrico así como resinoso recuerda a muchas Pale Ale yankies, pero que en boca se ven desbordados por un torrente de recuerdos a fruta tropical un punto astringente y especiada que recuerda al mango y a la fruta de la pasión, pero también vagamente al níspero y la piña. Toda esta fruta se ve acompañada de fondo por una buena comparsa de notas dulzonas, a bizcocho y caramelo principalmente. Final seco y amargo bien atado, lo cual junto con una carbonatación muy bien integrada y lo mismo para sus 6.8% de alcohol, hacen de ella una IPA realmente fácil de tomar. Una muy grata sorpresa de factura bávara de la que reconozco no esperaba casi nada por otras elaboraciones bio y eco que hacen famosa a la marca.



En segundo lugar dejamos la Baviera más profunda para viajar hasta los alrededores de Colonia, donde se elabora la Fritz Imperial IPA. De buenas a primeras he de reconocer que me sorprendió mucho encontrar un color tan oscuro, pero acercando la nariz a la copa la sorpresa empieza quedar atrás quedando únicamente un enorme gozo para los sentidos: un sinfín de notas a caramelo, toffee así como fruta confitada envuelven abundantes notas resinosas y florales, que junto a la calidez y los vagos repuntes de alcohol hacen recordar más a alguna barleywine estadounidense y apetece más tomarla con calma que darle grandes tragos. A pesar de toda su base maltosa, los 102 IBUs se dejan notar mucho sobretodo hacia el final del trago, dejando la boca como si hubiera recibido un fuerte puñetazo con un lúpulo gigante como guante. Una bomba de lúpulo que a ciegas no hubiera dudado un segundo en adjudicarla a cualquier país menos a Alemania.



Y para acompañar éstas dos cervezas ¿qué mejor que un almuerzo a base de tacos mexicanos? ¿Que por qué? Pues como bien sabréis todas estas cervezas en las que el protagonista es el lúpulo funcionan a las mil maravillas con comidas picantes y rebosantes de sabores intensos como ocurre en este caso con el guacamole, el tabasco, los pimientos jalapeños y el cilantro.



¡Y recordad, aún tenéis todo el día por delante para brindar por el #IPAday así que no dejéis pasar esta excusa! ¡Que viva el lúpulo!




(*) A los que os preguntéis cuando verán la luz las entradas del viaje por Baviera os tengo que decir que aún tardarán un poco. Mientras, y con las neuronas trabajando bajo mínimos por culpa de este calor asfixiante, intentaré publicar al menos una entrada por semana antes de entrar nuevamente con las fuerzas repuestas en el mes de septiembre.