A pesar que aún quedan unos pocos días para que llegue el otoño por estas latitudes (23 de septiembre, día del equinoccio de otoño), el clima ya lleva una semana anticipándonoslo. La luz del día va menguando irremediablemente día tras día, las temperaturas, aunque menos, también, e incluso últimamente hemos tenido por Valencia unas buenas lluvias (que ya se echaban a faltar…). En fin, nada nuevo para esta época.
Pero intentando negar ese destino inquebrantable, tenía guardada una cerveza de esas que algunos suelen llamar estacionales ya que su venta se restringe a una época del año (en este caso concretamente para el verano). Se trata de la americana Anchor Summer, y la tenía en la recámara por si el hecho de conservarla cambiaba la dinámica atmosférica terrestre y el verano persistía… ¡Pero no! Por lo visto la Tierra sigue girando alrededor del Sol y todo sigue su curso habitual… ¡Cachis!
Así que hoy, antes de dejar atrás el agradable verano y pasar a la estación de las hojas caídas, he decidido que era el turno de abrirla. Se trata de una cerveza de trigo, y pensareis que con eso ya está todo dicho. Pues no del todo… En aspecto se muestra muy sugerente con un color dorado muy limpio (si, está estupendamente filtrada…), decorada con unos reflejos anaranjados y coronada por una bonita espuma blanca y cremosa. En nariz destacan las típicas notas afrutadas de cerveza de trigo (que raro, ¿no?) junto con un refrescante punto especiado y unas curiosas notas lupuladas muy suaves hacia el final. Ya en boca entra sorprendentemente fluida, refrescante y con una carbonatación muy bien integrada. Las notas cítricas y especiadas dan un ligero contrapunto a lo que es una cerveza de trigo muy suave, nada intensa ni pesada, pero no por ello falta de carácter.
En conclusión, me parece que es interesante ya que es un tanto distinta a las cervezas de trigo europeas que normalmente puedo encontrar (llámense witbiers o weissbiers…), sobretodo por su ligereza. Cerveza ideal para el verano así como para estos principios de otoño, antes de que las Doppelbock y las Weizenbock invadan mi despensa…
Así que hoy, antes de dejar atrás el agradable verano y pasar a la estación de las hojas caídas, he decidido que era el turno de abrirla. Se trata de una cerveza de trigo, y pensareis que con eso ya está todo dicho. Pues no del todo… En aspecto se muestra muy sugerente con un color dorado muy limpio (si, está estupendamente filtrada…), decorada con unos reflejos anaranjados y coronada por una bonita espuma blanca y cremosa. En nariz destacan las típicas notas afrutadas de cerveza de trigo (que raro, ¿no?) junto con un refrescante punto especiado y unas curiosas notas lupuladas muy suaves hacia el final. Ya en boca entra sorprendentemente fluida, refrescante y con una carbonatación muy bien integrada. Las notas cítricas y especiadas dan un ligero contrapunto a lo que es una cerveza de trigo muy suave, nada intensa ni pesada, pero no por ello falta de carácter.
En conclusión, me parece que es interesante ya que es un tanto distinta a las cervezas de trigo europeas que normalmente puedo encontrar (llámense witbiers o weissbiers…), sobretodo por su ligereza. Cerveza ideal para el verano así como para estos principios de otoño, antes de que las Doppelbock y las Weizenbock invadan mi despensa…