En
esta octava entrega de la serie bávara he querido juntar las visitas que hicimos a dos clásicos como son las abadías
cerveceras de Weihenstephan y Andechs,
en Freising y en la población del mismo nombre, respectivamente.
En
cuanto a la primera, Weihenstephan
Brauerei, como bien sabréis, está considerada como la cervecería en activo más
antigua del mundo ya que oficialmente se fundó en 1040 (menuda barbaridad…),
aunque otro documento del año 768 ya hace referencia a un campo de lúpulo en
sus inmediaciones. Está claramente especializada en cervezas de trigo aunque también
elabora entre otras cervezas una doppelbock
sublime llamada Korbinian y recientemente ha abierto una línea de exploración
en colaboración con la Universidad Técnica de München, que tiene uno de sus
campus en Weihenstephan, más en consonancia con la línea por la que se mueve el
mercado en la actualidad (“Hoplosion” o “Pale ale” por ejemplo).
Llegamos
a la colina de Nährberg, sobre la cual se asienta la cervecería, tras la
estupenda jornada vivida en Nürnberg, aprovechando que Freising nos venía de paso de vuelta a München.
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Esta especie de perro, oso o fraile (observar la cabeza), o todo ello junto, nos recibe en la entrada. |
Como
llegamos algo tarde, tras recoger al amigo Diego en la estación de tren fuimos
directos hacia su biergarten. Comparado con otros gigantescos como por ejemplo el
del Hirschgarten o el de la torre china en Munich, este biergarten parecía más la terraza veraniega de un restaurante, pequeño y tranquilo pero
con un ambientazo espectacular pese a estar algo apartado del centro de la
ciudad, con unos cuantos árboles bordeando los límites del jardín y con una
bonita puesta de sol que hizo la visita más mágica aún si cabe.
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Por aquí me temo que el suelo no estaría igual de impoluto... |
Centrándonos
en la cerveza, y como ya conocíamos más que sobradamente las Weihenstephan (a
quien no, le recomiendo encarecidamente probar su Hefeweissbier), nos decantamos directamente por dos de sus joyas, Vitus y
Korbinian, y también por una Dunkel cuya existencia desconocía y que tras
buscarla por la red creo que se llama “Tradition”.
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Korbinian, Vitus y Tradition. |
Vitus es una Weizenbock realmente alucinante, con bastante más cuerpo que una típica weizen rubia, con las clásicas notas a
plátano, chicle y clavo acompañadas por algo de alcohol pero muy
bebible en su versión de barril. Aún sigo dando las gracias a mi querida
Cerveseria Quintana por dármela a conocer hace ya unos cuantos años. La
Korbinian es una doppelbock que rinde homenaje a uno de los monjes fundadores
de la abadía y es una auténtica delicia, como marcan los cánones del estilo rebosa notas dulzonas y maltosas, caramelo, pasas, algo de regaliz, y a pesar
del cuerpo no era nada empalagosa en su versión de barril. Tradition, como
toda buena dunkel que se precie,
tenía un trago muy fácil, con un buen equilibrio entre el caramelo y los frutos
secos por un lado y el amargor por otro. Sin duda tres magníficas cervezas.
Para
amortiguar estos elixires nos acercamos al self-service
situado en uno de los lados del biergarten para pedir una ensalada de pollo, un schweinshaxe (el famoso codillo de
cerdo) y unas costillas también de cerdo. Como veis, todo ligerito y sin nada
de grasa… ;)
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Odio tener que usar el flash... pero hay veces que es imposible obviarlo... |
Y
así, disfrutando como enanos, entre risas y contándonos batallitas hasta que el
biergarten empezó a quedarse vacío, despedimos una jornada estupenda.
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Para quienes dicen que los alemanes no tienen sentido del humor... Genial este comedero para perros y también sus cartelitos... XD |
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Días después, de vuelta tras otra magnífica jornada por la zona de Berschtesgaden, en el extremo
sureste de Baviera y en plenos Alpes, lindando con la frontera austríaca,
decidimos parar en la abadía cervecera de Andechs,
en alemán Kloster Andechs Brauerei. Y
es que pese a que esta cervecera tiene un local en pleno centro de München, en una
callejuela situada entre la Frauenkirche y el Neues Rathaus, decidimos visitar
la abadía situada unos 40 Km. en dirección suroeste por aquello de buscar la tranquilidad
y alejarnos del turismo y el bullicio atronador de las grandes ciudades.
La
abadía de Andechs se encuentra pegada al lago Ammersee y al igual que
Weihenstephan se encuentra sobre otro monte, en este caso llamado Heilige Berg
(monte sagrado), el cual junto con la silueta de la abadía son los
protagonistas del logo de la cervecera que tenéis a continuación.
Tras
dejar el coche en su enorme parking (por lo visto esta abadía es un centro de
peregrinaje bastante reconocido) y ascender por la corta pero empinada cuesta
llegamos al complejo dispuestos a disfrutar de una jornada épica.
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Preciosa iglesia. |
En
este caso había varios biergarten, cada cual con su ambiente, además de un restaurante
interior, una zona donde servían la cerveza, otra para la comida, y por encima
de todo esto la iglesia de estilo rococó. Tras pillar asiento en una de las
numerosas y gigantescas mesas comunales fuimos a por
la cerveza.
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Andechs Spezial Helles y Doppelbock. |
A
pesar de conocer también su extenso portafolio empezamos con ganas pidiendo su Helles y su Doppelbock, ambas servidas de un artilugio que no terminó de
quedarme claro si funcionaba por gravedad como las maravillosas Augustiner de München
o si en realidad había algún mecanismo dentro. La Helles tenía un sabor maltoso
intenso cortado por lúpulo cítrico y también muy herbal, muy rica aunque en mi
opinión un escalafón por debajo de la celestial Augustiner Helles. La
doppelbock, lógicamente muy maltosa y con mucho caramelo, melaza y
regaliz, algo de caramelo quemado, sorprendentemente equilibrada y para nada
empalagosa pese a ser corpulenta. Una gratísima sorpresa de barril.
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Se aceptan apuestas: ¿servida por gravedad o no? |
Disfrutando
como enanos de repente vimos como la tranquilidad reinante se rompía con hordas
de jovenzuelos corriendo a por cerveza. Asombrados y algo extrañados por si se iba
a pinchar alguna cosa especial o estacional terminé con brío mi maß
para recibir el jarro de agua fría de que a las 20.00h dejaban de servir
cerveza. Tras encajar la noticia, con más mala leche que otra cosa, las cosas
como son, pedimos algo de picoteo en un self-service bastante sencillo y tras esto nos
marchamos con el rabo entre las piernas de nuevo a München... Lo bueno es que
allí nos aguardaban unas buenas cervezuelas frescas en la nevera para cerrar el
día como tocaba... ;)
Aún
hoy sigo sin entender como puede ser que a las 20.00h de la tarde, con el sol
bien arriba en el horizonte, con un tiempazo de escándalo y con varios biergarten
bastante repletos de gente consumiendo, decidieran cerrar. En fin, cosas de vivir en un lugar donde en verano la gente difícilmente sale a tomar algo antes de las 21h o las 22h,
supongo…
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Con lo bien que esperábamos pasárnoslo aquí... |
En
resumen, una visita inesperadamente fugaz que no hubiera merecido nada la pena
de no ser por el encanto que tiene tomarse una cerveza en un lugar tan mítico
como es esta abadía, alejado de las aglomeraciones. Pero más allá de eso, tanto
por el sinsentido del horario (quizás en fin de semana lo alarguen) como por la
vuelta en coche o tren a Munich en mi opinión no compensa demasiado hacer esta
excursión, al menos por la tarde.
Y
así doy por cerrado este post algo más corto de lo habitual con la visita a dos
abadías que tienen mucho en común: ambas están situadas a unos 40km de Munich, están
construidas sobre una colina y producen magníficas cervezas. Ah, y aunque en nuestro caso fuimos a ambos sitios en coche, quizás
os interese saber que ambas cerveceras están bastante bien comunicadas en tren
con el centro de Munich.