Aún a pesar de quedar como un esquirol (dada la huelga general a todas luces necesaria que celebramos hoy), llegamos
a las postrimerías de marzo y por tanto es momento de que, como viene siendo costumbre, comentemos aquellas cervezas que más nos han gustado durante el último mes. Si el pasado febrero fue prácticamente un monográfico alrededor de las
cervezas ataviadas de negro, este mes las tinieblas líquidas vuelven a ser
mayoría, pero de forma muy diferente en cada caso.
Pero
antes de tanta oscuridad, la típica excepción que confirma toda regla: una sour ale añejada en barrica de vino
Borgoña verdaderamente espectacular, hecha en colaboración entre la picobrewery
belga Alvinne y la norteamericana Stillwater (aunque como buena “gypsy
brewery” es una cervecera con mucho mundo a sus espaldas…), la Wild West. Se presenta comedida, con un
color marrón-ambarino bastante homogéneo, mediana turbidez y una espuma que
cuesta de formar y mantener. Tras la “humilde” presentación empieza la fiesta,
con notas vinagre de manzana, limón, grosella y manzana ácida, junto con un
punto de frutas del bosque ácidas y piel de cereza. Redondea la sugerente
comparsa el lógico toque a madera así como leve pan. En boca entra con una
acidez importante, seca y muy astringente, con notas a fresitas del bosque y
otra vez limón y manzana ácida. A medida que desarrolla el trago pierde esa
estridencia inicial y gana un toque láctico, como de yogur. Detrás, en el
fondo, leves matices herbales, como a menta y ligerísimamente picante. En
definitiva estamos ante una sour ale de cuerpo ligero y carbonatación comedida
con una acidez y astringencia no apta para los no iniciados pero con una base
suficientemente trabajada para satisfacer a los más exigentes con las
espontáneas. Maravillosa.
La
segunda perla es la inglesa Robinson’s
Old Tom, una cerveza a la que hacía tiempo que le venía siguiendo la pista dadas
sus sobradas credenciales así que nada más la vi no dudé un segundo en hacerme
con ella. Desde aquí quiero dar las gracias a Cervezas Especiales por el detalle. En cuanto a la presentación, inmejorable, tanto la preciosa botella como el
líquido color caoba oscuro con leves reflejos granates que de ella surge, coronado
por una espuma esponjosa beige de buena retención. En nariz es una gozada para
los sentidos, claramente desplazada hacia las maltas dulzonas, caramelo, ciruela,
pasas, leve pan y ligerísimos tostados y frutos secos, así como un fondo
alcohólico. En boca entra ligeramente jarabeada, con las mismas notas dulzonas
y a fruta madura, como un pastel líquido de ciruelas y pasas con leves apuntes
de chocolate y regaliz, pero a pesar de lo que aparenta, no es empalagosa ni
cansina sino verdaderamente redonda gracias en parte a un ligero contrapunto
herbal. No quiero ni imaginar como estará en cask.
Tras
la Old Ale anterior, seguimos con una cerveza curiosa e interesantísima a
partes iguales, Freigeist Deutscher
Porter Prunus Aurelius. Como bien dice el nombre, se trata de una porter
alemana, una cerveza inspirada en un estilo propio de la época de la República
Democrática Alemana y del cual quedan un puñado de cerveceras que lo elaboran. Evidentemente
no sigue los estándares de elaboración que dicta la famosa Reinheitsgebot, o
ley de pureza alemana, y por ello entre sus ingredientes posee sal y ciruelas.
Por si no fuera poco, después de la primera fermentación es transferida a una
barrica en la cual el amigo espontáneo Brettanomyces
hace de las suyas (una tradición que por lo visto era bastante frecuente en el
pasado germano). En cuanto al contenido, posee un color marrón muy oscuro, prácticamente
opaco, aunque aún así deja entrever unos leves reflejos granates. Por encima, una
espuma beige esponjosa de poca persistencia. En nariz se muestra repleta de
fruta negra madura (ciruelas y pasas) así como rebosante de vinagre balsámico y
vino porto. Muy pero que muy sugerente. En segundo plano aparecen notas a
regaliz, leve chocolate y recuerdos como a frutos rojos un punto ácidos.
Bárbara. En boca entra ácida, sin querer esconderse ni arrugarse un ápice, una
mezcla curiosa y explosiva, con muchos frutos rojos, regaliz, vinagre balsámico
y un punto de oliva negra. Muy astringente. Hacia mitad de trago empiezan a
tomar protagonismo las maltas con notas a chocolate y tostados, aparece un
punto amargo necesario y el citado toque de sal que redunda más si cabe en la
sensación balsámica y a umami. Carbonatación excelentemente integrada y el
alcohol ni se deja ver. Curiosísima elaboración viniendo de un país con tanta
homogeneidad y constreñimiento. De lo más interesante que he probado en mucho tiempo.
Y
para finalizar, una de las últimas perlas negras que han aparecido entre
nuestras artesanas, la Naparbier Black
in Black IPA. Estos navarros me tienen robado el corazón con sus cervezas
pero es que ésta maravilla es algo fuera de serie. Dejando la espectacular
presentación a un lado, etiqueta, botella de vidrio negro opaco y su
correspondiente corcho, nos ofrece con un color marrón muy oscuro que prácticamente
no deja pasar la luz, coronado por una espuma beige de buena retención. En
nariz es literalmente una explosión de lúpulo carnoso y frutal (lichi, uva,
melocotón…) así como herbal y muy resinoso. En el fondo se perciben ligeras
notas tostadas, a bizcocho y chocolate. Un amor a primera vista. En boca la
explosión de lúpulo pasa a ser una bomba nuclear de halo verde. Entra mentolada
y picante, muy lupulada, resinosa, cítrica y herbal pronunciado. Las notas a
maltas tostadas y regaliz, aunque quedan en un segundo plano, sin ellas no se
entiende la cerveza. Aún con ellas es muy bestia, de amargor muy marcado y
seco. Textura sedosa y final muy largo. Cuerpo medio-alto, carbonatación viva
pero no molesta. Una cerveza negra hiperlupulada (dejo los apelativos
estilísticos para quien los necesite), con mucho carácter y que se puede hacer
algo cuesta arriba a alguien poco aficionado al lúpulo dado que la botella es
de 75cl. Ya nos avisaba el “lindo gatito” con su “dulce” mirada…
Así
que resumiendo, la larga parrafada da como resultado una sour ale y tres
cervezas oscuras de perfiles muy distintos como podio de este marzo. Veremos
que nos depara el cercano abril (esperemos, que además de esas ansiadas lluvias…).