Pocos días después de entrar en el verano y a falta de poco para cerrar un mes de junio en el que el calor está apretando que da gusto, es hora de hacer balance y ver cuales han sido las mejores cervezas que se han cruzado en nuestro camino durante estos 30 días tan intensos. Y es que al extenso repertorio de cervezas artesanas bebidas primero en Benissa y poco después en Mediona, hay que sumarle un no menos interesante muestrario de cervezas foráneas y locales bebidas en casa, así que la tarea para elegir las mejores se presentaba a priori bastante complicada. Por ello, y para no ser demasiado repetitivo ya que en su momento detallamos ampliamente las experiencias vividas y bebidas en ambos festivales, he pensado comentar únicamente las cervezas que he tomado en casa y dejar para el final una especie de corolario con las artesanas que me dejaron más gratamente sorprendido en ambos eventos. Así que no me extiendo más y vamos con las elegidas.
La primera de ellas es una cerveza a la que le tenía muchísimas ganas y que pudimos conseguir en Benissa gracias a la gente de Yria. Se trata de la alemana Uerige Doppelsticke, que servida en el característico vaso tipo becher (o al menos es lo más parecido a ello que tenía por casa) muestra un bonito color marrón con reflejos color miel y granate, carbonatación y turbidez media, todo ello coronado por una espuma esponjosa y de burbuja media/grande de rápida formación y buena retención. En nariz se muestra muy compleja y con gran intensidad, percibiéndose notas malteadas sugerentes, chocolate, frutos secos, pero también pasas y en un segundo plano el inconfundible y apetecible toque de lúpulo teutón, entre leñoso y algo herbal. Surcando todo lo anterior aparecen pinceladas cítricas, a hoja de tabaco y también un punto alcohólico más en el fondo. En boca entra ligeramente cremosa, contundente y con el alcohol tomando protagonismo pero sin desbordar. Acompañan notas malteadas agradables, caramelo y frutos secos, un punto a café, y a lo largo del trago aparecen las citadas notas a lúpulo que ayudan a dejar una sensación final algo cítrica, áspera y seca. Amargor medio y cuerpo medio-alto. En conclusión una cerveza robusta que quizás pegaría más con otras épocas menos cálidas pero que aún así disfruté como un auténtico enano. Sin duda una de las mejores cervezas alemanas que he tenido ocasión de tomar.
Más acorde con esta calurosa época tomamos la reconocida y neozelandesa Epic Mayhem, gracias al gran detalle de un buen amigo barcelonés. Se trata de una cerveza cuyo color va del ambarino al dorado viejo, con una carbonatación de burbuja pequeña, turbidez baja, y que forma una abundante espuma beige de burbuja minúscula y bajada lenta. En nariz se muestra menos explosiva de lo que imaginaba, pero al mismo tiempo es muy sugerente, repleta de fruta cítrica, limón, naranja, melocotón, manzana, y algo de fruta tropical con su toque especiado característico. En boca entra suave, con una carbonatación pronunciada y chispeante pero no molesta. Vuelven a aparecer las mismas notas afrutadas descritas con anterioridad, cítricas y de fruta tropical, a las que se juntan unas atractivas notas resinosas. Amargor que va de menos a más sin llegar a ser excesivo. Una cerveza verdaderamente redonda y que puede funcionar estupendamente tanto para disfrutarla lentamente como para tomarte dos o tres pintas sin quedar excesivamente perjudicado (6,2%).
Siguiendo con el lúpulo vamos con una cerveza a la que le tenía bastantes ganas, pero al mismo tiempo algo de respeto por si a caso no quedaba satisfecho dado su elevado coste (rondaba los 10€ la botella de 75cl.). Me refiero a la Guinea Pigs 95, una cerveza de la cual había leído muchas reseñas y quería comprobar por mi mismo cuan ciertas eran. En aspecto tengo que reconocer que me embaucó con facilidad, con un precioso color ambarino rojizo y reflejos anaranjados, turbidez media, y una espuma cremosa abundante, de burbuja pequeñísima y muy buena retención. En nariz se ofrece verdaderamente atractiva, con el lúpulo como lógico protagonista obsequiando con notas a fruta tropical, piña, mango, así como resina y un punto de naranja, sobre un buen fondo malteado en el que se perciben notas a caramelo, bizcocho y ligero chocolate. Muy sugerente e interesante. En boca entra ligeramente cremosa, con carbonatación fina que deja una sensación chispeante. El claro protagonista vuelve a ser el lúpulo, resinoso y con notas a naranja y limón, que dejan un amargor importante a lo largo de todo el trago. Por detrás, además del toque que le da la madera, se encuentra una buena base malteada que vuelve a sustentar todo el lúpulo, en forma de frutos secos, bizcocho y ligero caramelo. Cuerpo medio-alto. Final amargo, seco y resinoso. En mi opinión se trata de una cerveza que aparenta ser una bomba de lúpulo (en cierta medida lo es…) pero que sorprende por lo bien atada que está, escondiendo espectacularmente bien el alcohol y sin cansar en ningún momento. Un auténtico cervezón. ¡Enhorabuena chicos!
Y como creo que ya está bien de verborrea, vamos con el corolario de artesanas citado arriba del todo en el que quiero dejar constancia de aquellas cervezas que me dejaron más que satisfecho en Benissa y Mediona.
- Reptilian Marranada 2.0 (barril). Aunque hace no demasiado tiempo que las sour/wild ales no gozaban de muchos adeptos, auténticas joyas como esta de Isaac o la Setembre del gran Carlos de Agullons están empezando a cambiar las preferencias de muchos. Una pena su naturaleza experimental y que no podamos volver a reprobarla de momento (Isaac, algo podremos hacer al respecto…). En mi opinión una de las mejores de Mediona.
Arriba, el alma mater con el barrilete mágico.
- Cotoya Siderale (barril). Cómo homenajear a la sidra asturiana con una cerveza de forma verdaderamente magistral.
- Guinea Pigs Flow (barril). En Benissa pudimos dar buena cuenta de la barbaridad que es esta cerveza. Una botellita espera pacientemente a ser consumida con la tranquilidad que da una buena mesa, alejados del trajín habitual de los festivales.
- Naparbier Janis Porter y Naparbier Pilsner (barril). Creo que no deber haber nadie en toda la península que no haya quedado deslumbrado ante la maestría de estos cracks pamplonicas tan majos. Particularmente se me acaban las palabras para describir el gozo que siento cada vez que pruebo algo suyo.
- Spigha Voramar (barril). Si la tuviera de cerca de mi casa sería sin duda una de las cervezas que repetiría día tras día durante el verano.
- Marina Vinya Hops (barril). Una curiosidad que podría haberse quedado simplemente en eso si no fuera por el buen hacer de estos hermanos de Blanes. Me muero de ganas por poderla tener en botella.
- Domus Europa. Cómo olvidarse de los lúpulos americanos y hacer una cerveza lupulera cojonuda.
- Yakka. Una de las más gratas sorpresas de Benissa con un buen nivel y amplio portafolio.
Y con este batiburrillo artesano-cervecil damos por terminado este mes. Veremos qué nos depara el próximo julio. A los que os vayáis de vacaciones, a disfrutar. Los que no, aquí nos tendréis dando el lúpulo... ;P